MARIANO Y LOS PROFESORES

El pasado miércoles, mientras miles de profesores en huelga rodeaban la sede de la Consejería de Educación madrileña, Lucía Figar burlaba el asedio y escapaba a una reunión convocada por Mariano Rajoy con responsables de varios gobiernos autonómicos del PP en los que se viven conflictos a causa de los ajustes y recortes en materias como la educación.

Ni Mariano, ni Esperanza, asistieron a la reunión, pero el casi seguro Presidente del Gobierno, trasladó claramente la idea de que no era posible ceder a la presión sindical y social sin atarse las manos de cara a las reformas que se verá obligado a emprender inmediatamente después de llegar al gobierno.

Andaluces y gallegos mostraron la preocupación sobre los posibles efectos negativos en votos electorales en la cita del 20-N. Pero la respuesta a estas objeciones se encontraban preparadas.

Las consecuencias electorales pueden ser mínimas. No llegarán, en el caso de Madrid, más allá de los poco más de 2.000 interinos que pueden ver amenazado su empleo. El resto de profesorado que vota PP, ha asumido que hay que trabajar más, son funcionarios y, tras una protesta medida, volverán a las clases sin mayores consecuencias.

En cuanto a los padres votantes del PP, proceden más de la privada que de la pública. Incluso éstos valorarán más, en el momento del voto, la autoridad demostrada, que más cesiones ante la presión sindical.

Desde Valencia respaldaron las tesis del equipo de Rajoy planteando que los sindicatos de profesores bien podrían ser los sindicatos mineros ingleses, que terminaron aplastados por la Dama de Hierro, dejando libre el camino a las reformas conservadoras en marcha.

Así las cosas Lucía Figar comunicó inmediatamente a la Presidenta las conclusiones y el Consejo de Gobierno del jueves en la Puerta del Sol tomó buena nota.

Las instrucciones de inicio de curso no se retiran. Los sindicatos afines a Aguirre, especialmente ANPE, han recibido el mensaje de que no se producirán más ajustes a lo largo de 2012 y se flexibilizarán las instrucciones, para que los casos más sangrantes se vean corregidos, atendiendo las demandas de los equipos directivos afines.

En cuanto a los sindicatos desafectos, si no ceden, hay que dejar que se calcinen en su propio fuego, hasta quedar aislados. La gran masa del profesorado no aguantará huelga tras huelga y descuento tras descuento. La presión de los padres será cada vez más intensa ante la pérdida constante de clases de sus hijos.

En cuanto a los mensajes, hay que suavizar los ataques al profesorado, insistiendo en la crisis, los sacrificios y la voluntad constante de diálogo con los sindicatos de profesores.

Rajoy sabe que Esperanza es lenguaraz en demasía, pero si algún problema puede causar con sus excesos verbales, será atribuible exclusivamente a ella y, como bien sabemos, ella tiene tres años y medio por delante para salvarse o perecer.

Esta segunda opción, no lo olvidemos, será entonces la más beneficiosa para Mariano.

Rita Palmich

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